Ser el de siempre

Y el tiempo pasó, quizás demasiado lento para mi gusto.

Fueron 125 días, una enormidad. Desde aquel 20 de Diciembre empezó el martirio, primero la falta de conciencia sobre el accidente, esa aparente incredulidad, como que me costaba... caer.

Lo peor ya pasó, los días internados, las visitas al centro médico en ambulancia, las eternas jornadas de rehabilitación, la silla de ruedas, las malditas muletas, la renguera, puf!!

Hubo momentos tristes y otros de eterna alegría, no lo voy a negar, desde el llanto ahogado en Nochebuena hasta la alegría de poder movilizarme por mi mismo. Volví a andar en moto, a caminar, y a partir de mañana, a trabajar.

Parece que todo ha acabado, parece que todo vuelve a ser como antes, parece que... Ya no si podré correr jugando con mi sobrinita, o si algún día patearé una pelota con mi hijo, o si aceleraré el paso al ver que el colectivo se me escapa.

Sólo el tiempo lo dirá, yo tan solo espero poder disfrutar y pido a Dios me ayude a ser el de antes, el de principios de diciembre,.. el de siempre.